Sobre cómo vivir del teatrillo

Foto tomada a la salida de una obra teatral en la RESAD, Madrid
Desde pequeños y a lo largo de toda nuestra vida nos dicen que hay que saludar, pedir perdón, que con la comida no se juega, que no hablemos con desconocidos, que no bebamos del vaso que no es nuestro, que si nos caemos debemos volvernos a levantar, pero que con la salud no se juega, que el que sabe trasnochar también debe saber madrugar, que estudiemos, que cuidemos nuestras pertenencias, que reciclemos y que no comamos cosas caducadas. Desde muy muy pequeñitos tenemos una retaila de normas que debemos aprender, si eres chico no lleves falda, si eres chica, no la lleves muy corta, los pelos fuera, la cabeza alta y la boca cerrada. Todas estas cosas y muchas más debemos grabárnoslas a fuego en nuestras pequeñitas cabezas, porque si no, cuando seamos mayores podríamos caer en la desgracia de ser raros, o estar locos, y ¿quién no sabe que los locos no gustan a nadie?
Un momento, los locos no gustan, pero las locuras si. Siéntete libre, ponte un calcetín de cada color verás que sensación de rebeldía, grita en público, salta sobre un charco, ensúciate la camiseta y huele las nubes. Estas pequeñas cosas que aunque no son locuras ni son nada, son pequeños actos que a la gente le sacan sus mejores coloretes, y yo me pregunto, ¿hay algún lugar, algún pequeño escondrijo dónde todas estas cosas sean posibles? Si, lo hay. Pero desgraciadamente, es teatro, puro teatro, imitaciones, recreaciones, copias, y máscaras encima de una realidad que parece que nos concierne a todos.

1 comentario:

  1. Eres muy grande persona, aprovechemos esta semana para hacer de las nuestras

    ResponderEliminar