Los taxistas ilegales
Sol en Noviembre
Hay quien puede disfrutar, y disfruta, a pesar de lo bueno y con lo malo también. Hay quien lo hace bien, otros que creen hacerlo, y algunos incluso que lo afirman. Tu eres de los que se dejan llevar, ¿pensar? Ni pensarlo. Polos opuestos que ni se unen, ni llevan al mismo camino. Esa es la historia de tu vida, la que has creado y dejado atrás, como si no fuera contigo, ni con los que la veían y participaban en ella. No me importa, pero hablo de ello, así que supongo que no me será indiferente. Te preguntas que hace con su tiempo libre al escuchar esas canciones de verano, no puede ser cierto que unos a pesar de todo lo que nos rodea, se dejen llevar, y menos que disfruten. Tu eres de los que critica, te criticas, y parece que aprendes todo el tiempo, aunque quizá lo que hagas es todo lo contrario. Pocas veces llevan la razón los que lo hacen sin pensar, pero no hablemos de la suerte, no se donde está.
El verano parece que ha llegado a su fin, y sin embargo dices que no ha hecho nada más que empezar, será por esta canción que escuchas, que te hace bailar igualito que los locos. Será hora de disfrutar de los domingos, y de los nuevos otoños, que parece que siempre están llenos de cambios, aunque puedan significar la rutina impredecible de un cambio más, esperado, aunque tu como siempre no lo alcanzas a ver, pero el resto, los que piensan que lo hacen bien sí, miran y ven algo que tu no ves, miran a través de los espejos y parece que ven más que otros. Esa es la historia de nuestras vidas, a la gente le faltan primaveras, pero veranos no, aunque tampoco nos sobran, y creo que por eso sigues escuchando la canción con la que nadas, no sea que los que no sepan disfrutar, y los que lo hacen bien, vayan a pensar que estos días estan acabando.
El verano parece que ha llegado a su fin, y sin embargo dices que no ha hecho nada más que empezar, será por esta canción que escuchas, que te hace bailar igualito que los locos. Será hora de disfrutar de los domingos, y de los nuevos otoños, que parece que siempre están llenos de cambios, aunque puedan significar la rutina impredecible de un cambio más, esperado, aunque tu como siempre no lo alcanzas a ver, pero el resto, los que piensan que lo hacen bien sí, miran y ven algo que tu no ves, miran a través de los espejos y parece que ven más que otros. Esa es la historia de nuestras vidas, a la gente le faltan primaveras, pero veranos no, aunque tampoco nos sobran, y creo que por eso sigues escuchando la canción con la que nadas, no sea que los que no sepan disfrutar, y los que lo hacen bien, vayan a pensar que estos días estan acabando.
Sumas y restas. -Confesiones-
- Fue tan fácil conocerte que no le di importancia a tus bailes.
+ Para mi fuiste una bocanada de aire más en medio del paraíso.
- Vi que no te giraste al despedirme, yo tampoco.
+ Pero, me has dicho que me viste.. ¿cómo sabes que no lo hice?
- Ese día llovía por que me iba, y no lloré. Fue un pequeños alivio en esa mañana de mil despertares y sueños cortados en hielo de servir.
+Te esperé hasta que te fuiste, no me giré porque nunca miré hacia otro lado
- Bailabas sobre las rocas cuando yo te contaba cosas tristes. ¿Quién hace eso?
+ Era por ese olor que cubría todo, no lo podía soportar. Si te hubieras alejado un poco más, hubiera podido ver que tu nunca fuiste lo que quería.
- No te importa que te engañara una y otra vez, por las risas regaladas en caminos oscuros, tu sólo veías esa parte.
+ Dime, ¿dónde dejaste el fuego que te regalé?
- Aquellas cenizas....ya no había luz! no cambies mi historia, ese día hasta los tejados nos miraban al pasar contando piedras.
+ Me pintaste en la cara y nunca te lo perdonaré
- Reconoce que eso fue más divertido que las siestas enfadados, soñábamos tan profundo que dormíamos de lado, uno a cada dirección.
+ No lo se, yo solo dormía.
- Entonces, no fue real cuando te besé mientras agarrabas mi bolsillo ¿verdad? fue sólo un producto, puro marketing.
+ Cállate, me sinceré mas contigo que con mi cama. La conocías bien, y eso que solo pisabas una esquina.
- Hay otra persona.
+ Claro, hay muchas. Pero tu...Lo sabré después, me acordaré más tarde quién fuiste, y cuanto. Y que bien.
- Venga...nos conocíamos antes del primer día, hubo demasiado que esconder cuando ya estaba todo sobre la mesa. Tu pendiente te delata. Deja de mirarme joder. Me he inventado hasta tu receta y el remite, tu huella, y ese olor..
+ Te despertabas con frío, los días que te vi despertar.
- No me digas Adiós
+ No se hacerlo, siempre te reías por no saber acabar ni un juego, siempre Tu.
- Algo acabé. En la escalera decidí volver a subir, y robarte el yoyó de la mesilla. Me serviría para coger fuerza. Para bajar, y volver a subir una y otra vez. Así todo funcionará.
+ Vamos a verlo.
+ Para mi fuiste una bocanada de aire más en medio del paraíso.
- Vi que no te giraste al despedirme, yo tampoco.
+ Pero, me has dicho que me viste.. ¿cómo sabes que no lo hice?
- Ese día llovía por que me iba, y no lloré. Fue un pequeños alivio en esa mañana de mil despertares y sueños cortados en hielo de servir.
+Te esperé hasta que te fuiste, no me giré porque nunca miré hacia otro lado
- Bailabas sobre las rocas cuando yo te contaba cosas tristes. ¿Quién hace eso?
+ Era por ese olor que cubría todo, no lo podía soportar. Si te hubieras alejado un poco más, hubiera podido ver que tu nunca fuiste lo que quería.
- No te importa que te engañara una y otra vez, por las risas regaladas en caminos oscuros, tu sólo veías esa parte.
+ Dime, ¿dónde dejaste el fuego que te regalé?
- Aquellas cenizas....ya no había luz! no cambies mi historia, ese día hasta los tejados nos miraban al pasar contando piedras.
+ Me pintaste en la cara y nunca te lo perdonaré
- Reconoce que eso fue más divertido que las siestas enfadados, soñábamos tan profundo que dormíamos de lado, uno a cada dirección.
+ No lo se, yo solo dormía.
- Entonces, no fue real cuando te besé mientras agarrabas mi bolsillo ¿verdad? fue sólo un producto, puro marketing.
+ Cállate, me sinceré mas contigo que con mi cama. La conocías bien, y eso que solo pisabas una esquina.
- Hay otra persona.
+ Claro, hay muchas. Pero tu...Lo sabré después, me acordaré más tarde quién fuiste, y cuanto. Y que bien.
- Venga...nos conocíamos antes del primer día, hubo demasiado que esconder cuando ya estaba todo sobre la mesa. Tu pendiente te delata. Deja de mirarme joder. Me he inventado hasta tu receta y el remite, tu huella, y ese olor..
+ Te despertabas con frío, los días que te vi despertar.
- No me digas Adiós
+ No se hacerlo, siempre te reías por no saber acabar ni un juego, siempre Tu.
- Algo acabé. En la escalera decidí volver a subir, y robarte el yoyó de la mesilla. Me serviría para coger fuerza. Para bajar, y volver a subir una y otra vez. Así todo funcionará.
+ Vamos a verlo.
Sustancias tóxicas
La espera de lo irracional.
Una pelea a mano abierta. Y con puños, también puños.
Me dice que es más fácil de lo que parece, pero ni siquiera a veces se lo cree. Dice que somos seres que controlamos mejor lo que nos rodea que nuestro propio cuerpo, ese,ese queda muy lejos de lo que la vista quiere alcanzar.
Las esperas siempre están ahí, incondicionales, frenéticas, reversibles, tóxicas.
A veces pueden ser mejor que el propio fin, otras veces ellas lo destruyen todo.
Los que más las odian, más las sufren. Los que menos las temen, más las matan.
Y tu, que sabes que no eso que esperas nunca llegará, ahí te veo, mirando hacia el balcón día y noche por si sucede algo. Pero no lo hará, no si no eres tú quien se mueve, quien trata de limpiar todo eso para mentir menos. Quien no llama a su puerta o tira su caja de las cosas.
Pero tras tirarla, o quemarla, la espera no acaba, solo se hace más aburrida y humeada.
Habrá que vivir para contarlo.
Una pelea a mano abierta. Y con puños, también puños.
Me dice que es más fácil de lo que parece, pero ni siquiera a veces se lo cree. Dice que somos seres que controlamos mejor lo que nos rodea que nuestro propio cuerpo, ese,ese queda muy lejos de lo que la vista quiere alcanzar.
Las esperas siempre están ahí, incondicionales, frenéticas, reversibles, tóxicas.
A veces pueden ser mejor que el propio fin, otras veces ellas lo destruyen todo.
Los que más las odian, más las sufren. Los que menos las temen, más las matan.
Y tu, que sabes que no eso que esperas nunca llegará, ahí te veo, mirando hacia el balcón día y noche por si sucede algo. Pero no lo hará, no si no eres tú quien se mueve, quien trata de limpiar todo eso para mentir menos. Quien no llama a su puerta o tira su caja de las cosas.
Pero tras tirarla, o quemarla, la espera no acaba, solo se hace más aburrida y humeada.
Habrá que vivir para contarlo.
Los árboles grandes.
No contaré mentiras, aquello fue una historia de amor. Lo fue. Del de la calle, con torpeza y todo, no ese verdadero utópico, el real. Ese que tu sientes.
Fue ella la que se sentó a su lado en la mañana en la que se dio cuenta de que algún futuro quedaba por vivir, él la miraba de reojo interesado, sólo lo justo. las circunstancias en las que se vieron por primera vez, siempre pudieron ser mejores, pero las apariencias fueron pasajeras. Las coincidencias si jugaron a su favor, y a mi parecer, creo que un poco aquella caótica situación les empujó a verse de frente. Muy cerca.
Él todavía recuerda la sensación que le recorrió la espalda cuando ella terminó por levantarse y abrazarle.
Desde ese momento se colocaron los dos de cabeza a la tierra y nunca volvieron a ser los mismos. -otras apariencias pasajeras-
Él recuerda esa situación porque sigue estando allí en su espalda, y cuando habla de ella dice que es la que le levanta y le tira cada día, la que le hace mover la cabeza en dirección a ella, aunque a veces su pasado aprendido y los aires de casa le hacían tropezar y respirar como el decía, pero cuando estaba allí en el suelo no le gustaba el frío del suelo en su espalda, y se levantaba rápido.
No estaban mucho en casa, tenían demasiados lugares favoritos, ella tenía miedo de quedarse encerrada y a el, a el le gustaba estar fuera. Por la calle siempre iban de la mano, su izquierda y su derecha, sin hablar.
Una vez los vi desde lejos, y desde allí ya se podía ver lo que eran, jugaban a todo pero poco tiempo, parecía que se reían sin sentido.
En lugar de tirar migas de pan para recordar el camino, tiraban monedas, montones de ellas, a veces se las tiraban entre ellos y se hacían daño, no se si tendría la misma utilidad. Días después volvían a ver si estaban, y cuando no las encontraban, ella decía que no habían buscado bien, él dejaba que lo pensara.
A él le apasionaba viajar y conocer nuevos rincones, ella viajaba para encontrar el suyo, y cuando se cansaba de buscar, él le cogía de la pierna y la arrastraba por el salón en dirección a la puerta, ella se agarraba siempre fuerte al pilar que había en medio,(de pequeña le dijeron que los árboles grandes y muy viejos, transmiten su energía positiva cuando te abrazas a ellos, ella, en lugar de eso había dibujado uno pequeñito que recorría todo aquel pilar en el medio del salón) cuando no podían mas, él terminaba por bajarle los pantalones,y ella por parar de resistirse.
Se querían irremediablemente, inútilmente posesivamente y anarquicamente. Se querían solos y oscuros, con mucho vino y pocas rosas, con una ventana al cielo y descalzos, se querían por y a pesar de los sentidos, puesto que son estos los que les traicionan y les retuercen entre ellos y en su contra. Cuando funcionan en su contra, ella tiene su árbol y el la tiene a ella.
No es nada del otro mundo. Es algo de verdad.
Fue ella la que se sentó a su lado en la mañana en la que se dio cuenta de que algún futuro quedaba por vivir, él la miraba de reojo interesado, sólo lo justo. las circunstancias en las que se vieron por primera vez, siempre pudieron ser mejores, pero las apariencias fueron pasajeras. Las coincidencias si jugaron a su favor, y a mi parecer, creo que un poco aquella caótica situación les empujó a verse de frente. Muy cerca.
Él todavía recuerda la sensación que le recorrió la espalda cuando ella terminó por levantarse y abrazarle.
Desde ese momento se colocaron los dos de cabeza a la tierra y nunca volvieron a ser los mismos. -otras apariencias pasajeras-
Él recuerda esa situación porque sigue estando allí en su espalda, y cuando habla de ella dice que es la que le levanta y le tira cada día, la que le hace mover la cabeza en dirección a ella, aunque a veces su pasado aprendido y los aires de casa le hacían tropezar y respirar como el decía, pero cuando estaba allí en el suelo no le gustaba el frío del suelo en su espalda, y se levantaba rápido.
No estaban mucho en casa, tenían demasiados lugares favoritos, ella tenía miedo de quedarse encerrada y a el, a el le gustaba estar fuera. Por la calle siempre iban de la mano, su izquierda y su derecha, sin hablar.
Una vez los vi desde lejos, y desde allí ya se podía ver lo que eran, jugaban a todo pero poco tiempo, parecía que se reían sin sentido.
En lugar de tirar migas de pan para recordar el camino, tiraban monedas, montones de ellas, a veces se las tiraban entre ellos y se hacían daño, no se si tendría la misma utilidad. Días después volvían a ver si estaban, y cuando no las encontraban, ella decía que no habían buscado bien, él dejaba que lo pensara.
A él le apasionaba viajar y conocer nuevos rincones, ella viajaba para encontrar el suyo, y cuando se cansaba de buscar, él le cogía de la pierna y la arrastraba por el salón en dirección a la puerta, ella se agarraba siempre fuerte al pilar que había en medio,(de pequeña le dijeron que los árboles grandes y muy viejos, transmiten su energía positiva cuando te abrazas a ellos, ella, en lugar de eso había dibujado uno pequeñito que recorría todo aquel pilar en el medio del salón) cuando no podían mas, él terminaba por bajarle los pantalones,y ella por parar de resistirse.
Se querían irremediablemente, inútilmente posesivamente y anarquicamente. Se querían solos y oscuros, con mucho vino y pocas rosas, con una ventana al cielo y descalzos, se querían por y a pesar de los sentidos, puesto que son estos los que les traicionan y les retuercen entre ellos y en su contra. Cuando funcionan en su contra, ella tiene su árbol y el la tiene a ella.
No es nada del otro mundo. Es algo de verdad.
Primavera
Y cuando intentaba rascarme los ojos para poderlo ver todo más claro, un montón de sol que no había visto hasta ahora apareció en la esquina de aquel autobús feo y azul. Cuando recuperé la compostura vi la parada, era un poco incoherente en su trabajo, ¿quién iba a parar allí, en medio del mar y la playa oscura?
Me dieron unas ganas infinitas de bajarme, pero todo fue muy rápido y seguía teniendo los ojos hinchados de la noche anterior que me quedé dormida para huir de lo que había sido un par de días sueltos de sensatez y teatrillos baratos por pensar que si había algo.
Sin darme demasiada cuenta, le cogí cariño a ese bus feo, era como el transporte perfecto a lo que tanto había echado de menos este tiempo, era la mezcla de lo vivido con lo que quedaba por sentir, de los nervios del directo y la experiencia del "buen" curriculum. Se mezclaban a través de esas ventanas historias secretas dónde yo era protagonista, pero tan pronto aparecían como se esfumaban, y entonces sólo me quedaba el mar muy azul y una ciudad que nunca llegaba. Era todo con poca prisa.
Así que entre idiomas mezclados y la maleta del color del camaleón, casi me quedo allí mas de lo debido, pero justo en ese momento desperté del sol y me bajé, corriendo y con cuidado de no caerme, algo demasiado habitual en momentos inapropiados.
Allí ya seguimos sin mi, después de eso todo lo que recuerdo no tiene continuidad en los días vividos. son flashes muy intensos, es el nudo que sube y baja por tu cuerpo que vive como un parásito en cuanto te vas de casa y dejas lo que te cuida fuera.
Así que de aquel viaje que ya siento tan viejo, sólo me quedo con el autobús que es lo que aparentemente recuerdo, no la daré importancia buscando en el psicoanálisis la causa, sólo intentaré que cada vez duela menos al recordarlo, porque esos viajes, escuchados o no, son los que cuentan.
Me dieron unas ganas infinitas de bajarme, pero todo fue muy rápido y seguía teniendo los ojos hinchados de la noche anterior que me quedé dormida para huir de lo que había sido un par de días sueltos de sensatez y teatrillos baratos por pensar que si había algo.
Sin darme demasiada cuenta, le cogí cariño a ese bus feo, era como el transporte perfecto a lo que tanto había echado de menos este tiempo, era la mezcla de lo vivido con lo que quedaba por sentir, de los nervios del directo y la experiencia del "buen" curriculum. Se mezclaban a través de esas ventanas historias secretas dónde yo era protagonista, pero tan pronto aparecían como se esfumaban, y entonces sólo me quedaba el mar muy azul y una ciudad que nunca llegaba. Era todo con poca prisa.
Así que entre idiomas mezclados y la maleta del color del camaleón, casi me quedo allí mas de lo debido, pero justo en ese momento desperté del sol y me bajé, corriendo y con cuidado de no caerme, algo demasiado habitual en momentos inapropiados.
Allí ya seguimos sin mi, después de eso todo lo que recuerdo no tiene continuidad en los días vividos. son flashes muy intensos, es el nudo que sube y baja por tu cuerpo que vive como un parásito en cuanto te vas de casa y dejas lo que te cuida fuera.
Así que de aquel viaje que ya siento tan viejo, sólo me quedo con el autobús que es lo que aparentemente recuerdo, no la daré importancia buscando en el psicoanálisis la causa, sólo intentaré que cada vez duela menos al recordarlo, porque esos viajes, escuchados o no, son los que cuentan.
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